Por unas horas fuimos niñas, niños. Salimos a las calles y jugamos a ser libres.
Olvidamos las normas y la rutina. La mascarilla comenzó a estorbar.
Las risas, los juegos, las guerras de nieve, fotos, modelos, fracturas.
¡Pero fuimos libres!
Porque cada año podamos ver la nieve en Zaragoza, y nos olvidemos de los problemas.
Que nunca nos falte la magia, hermosa ciudad.
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